miércoles, 13 de abril de 2011

¿CUÁL ES EL CORAZÓN DEL MENSAJE DEL EVANGELIO?


A lo largo de veinte siglos, millones y millones de personas se han preguntado, finalmente, ¿cuál es el corazón del Mensaje del Evangelio? He aquí una respuesta bíblica que harpa que en los próximo 10 años, cuarenta millones de latinoamericanos, abandonen a los ídolos mudos y se conviertan al Dios vivo y verdadero.        
  ¿Te has encontrado alguna vez en una ciudad donde llegaste por primera vez? ¿Cómo principiaste a orientarte en ella?
          Todos hemos estado en una ciudad nueva. Al principio no conocemos nada de ella, pero poco a poco, vamos ubicando los edificios más importantes. Las avenidas principales. Y de allí, poco a poco, nos vamos ubicando hasta que podemos movernos en ella, sin problemas.
          La Biblia, es el libro de Dios.  Es como una gran ciudad con colonias, calles y edificios. Si nunca has tenido antes de hoy un contacto con ella, al abrirla podría parecerte como una ciudad desconocida.
          Pero hay cuatro verdades básicas que son como las cuatro grandes avenidas de esta ciudad, la Biblia, la Palabra de Dios. He aquí su descripción.
I.- DIOS TE AMA Y TIENE UN PLAN DE VIDA  PARA TI.
No importa quien eres, cómo has vivido hasta hoy, o de qué nacionalidad eres. Dios te ama.
No importa tu estado civil, tu edad, tu sexo, tu nacionalidad, tu nivel académico o tu clase económica. DIOS TE AMA A TI.
Y Dios te ama, porque su naturaleza es AMAR.  DIOS ES AMOR.
Dice en Juan 3.16: “”Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”
Cualquiera puede dar algo sin amar, pero no podemos amar sin dar. La mejor  manera que Dios tiene para mostrarnos su amor, es que envió a su propio Hijo Jesucristo para morir en la cruz del calvario en nuestro lugar.
Además, en Juan 10.10 dice Jesucristo: “El ladrón no viene, sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y vida en abundancia
Dios no quiere que padezcas una vida de frustraciones, fracasos, temor o dolor. Por el contrario Él quiere que tú seas feliz, tengas éxito en todo lo que emprendes y te sientas realizado.

Entonces surge una pregunta inevitable: Si es verdad que Dios nos ama y tiene un plan de vida abundante para nuestras vidas, ¿por qué millones de seres humanos ni conocen el amor de Dios, ni experimentan el plan de vida abundante que debieran disfrutar?
La respuesta esta en la segunda gran verdad que  enseña la Biblia.

2.-  EL HOMBRE ES PECADOR Y ESTA SEPARADO DE DIOS.
Dios creo al hombre para que viviera en una comunión perfecta con Dios. Así como un tren ha sido diseñado para que corra sobre dos vías, así Dios nos diseñó para que nosotros vivamos en comunión con Dios.
De hecho, en el origen Adán y Eva tuvieron ese privilegio de disfrutar esa dulce comunión con Dios, cada día; hasta el día en que al desobedecerle, pecaron contra Él.
El pecado es un estado de separación. Entre Dios y el hombre hay un abismo insondable llamado pecado.
Dice Romanos 3.10: “No hay justo ni aun uno.” Y dice Romanos 3.23: “Por cuanto todos pecaron, están destituidos de la gloria de Dios

 Los hombres quieren llegar a Dios. Por eso han ideado religiones, filosofías y otros medios. Los hombres  tienen buenas intenciones. Pero no llegan.

 ¿Habrá alguna esperanza para el ser humano? He aquí la tercera gran verdad de la Biblia.

3.- DIOS TOMO LA INICIATIVA PARA RESOLVER EL PROBLEMA DEL PECADO DEL HOMBRE.
Dice Jesucristo en el Evangelio de Juan 14.6: “ Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí
Con frecuencia escucho a la gente decir: “No sé quien tiene la verdad…” Y les contesto, la verdad no es una religión, no es un rito o un dogma. La verdad es una persona viva. Murió hace dos mil años, pero al tercer día resucitó y ahora vive y gobierna el universo con su poder, se llama Jesucristo.
Y Jesucristo es el  único que puede hacer el puente entre Dios y los hombres.

 Lo anterior lo afirma también Pablo al escribir  en I a Timoteo 2.5: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”  Si notas no dice la Biblia que hay varios mediadores, mucho menos que hay mediadoras. Hay un solo mediador, su nombre es Jesucristo.
Algo semejante afirmó el Apóstol Pedro en Hechos 4.11-12 cuando dijo: “Este Jesús…ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ninguno otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres en el cual podemos ser salvos”  Cuando tú levantas tu vista y tu corazón al cielo, descubrirás que el único nombre mediante el cual podemos ser salvos es Jesucristo.

 Entonces, te preguntarás: ¿Qué debo hacer para recibir la salvación?  He aquí la cuarta gran verdad de la Biblia.
4.- PARA SER SALVO, DEBES: ARREPENTIRTE Y   RECIBIR A JESUCRISTO POR LA FE EN TU CORAZÓN.
 Dice Hechos  20.21: “Testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios y  de la fe en nuestro Señor Jesucristo
Arrepentirse, es cambiar de mentalidad. Cuando cambias de mentalidad cambias de vida. El arrepentimiento implica reconocer que hemos ofendido a Dios, que hemos quebrantado sus mandamientos, pero que ahora deseamos volvernos a Él y agradarle.

Una vez que te arrepientes,  debes depositar tu fe en Jesucristo e invitarlo a entrar a tu corazón.
Jesucristo al morir en la cruz del calvario pagó el precio exacto de tu salvación y de mi salvación. Ahora solamente tienes que invitarlo a entrar a tu corazón.  Dice Efesios 2.8: “Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe y esto no es de vosotros, pues es un don de Dios, no por obras para que ninguno se gloríe
Además dice Apocalipsis 3.20: “”He aquí, yo estoy a la puerta  y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo”
Dijo Blas Pascal: “En el corazón del hombre, hay un vacío con la forma de Dios que nadie puede llenar sino solo Dios.”
Y si hoy le dices a Jesucristo: “Señor Jesús, creo que me amas, que moriste en la cruz del calvario en mi lugar. Me arrepiento de todos mis pecados y te pido que me laves con tu sangre preciosa, que vengas y entres a mi corazón.  Llena el vacío de mi vida. Quiero conocerte mejor y amarte el resto de mi vida. Amén”
Seguramente Jesucristo vendrá a ti y te salvará, te llenará de su amor y te dará esa vida victoriosa y feliz que tiene para ti.