viernes, 25 de marzo de 2011

CUARESMA: ¿CRISTIANA O PAGANA?



INTRODUCCIÓN.
La mezcla es casi perfecta que la Cuaresma se ve
a simple vista como una fiesta cristiana
Por cuanto esta fiesta religiosa tiene cada día menos fuerza dentro de la Religión católica en América Latina, pero un cierto despunte en algunas iglesias evangélicas, especialmente entre algunas de las históricas como la Iglesia Anglicana, la Iglesia Luterana, y aún entre algunos sectores de la Iglesia Presbiteriana y otros tantos de la Iglesia Metodista; es oportuno tener una información de primera mano al respecto.
DIAS NEOTESTAMENTARIOS:
Si recorres el Nuevo Testamento, especialmente, el libro de los Hechos y las Epístolas, descubrirás que no hay ni la más remota insinuación de que se celebrara o se pidiera celebrar dicha fiesta religiosa. Cuaresma es un término ajeno al lenguaje bíblico y un asunto desconocido e ignorado de los apóstoles, profetas y ancianos de las iglesias del primer siglo. Categórico.
PRIMEROS CUATRO SIGLOS DE CRISTIANISMO:
Durante los siglos II, III y IV de la Era Cristiana, no hay, por más malabarismo que los curas hagan con la Historia; dato alguno que apoye la observancia de tal fiesta religiosa dentro de las iglesias cristianas locales en cualquier parte del mundo.
Ya desde el siglo V,  algunos LÍDERES APÓSTATAS, que principiaron a llamarse “padres” o “sacerdotes” en vez de apóstoles, profetas, evangelistas, pastores o maestros;  principiaron a difundir la mentira de de que este ayuno de cuarenta días era “una institución apostólica”. Entre ellos figura, León (+ 461), quien fuera obispo monárquico de Roma, sin que se atreviera todavía a llamarse papa, aunque así lo cuenta el Romanismo (ya que dicho título lo reclamó primero Gregorio el Magno tres siglos más tarde);   exhorta a sus oyentes a abstenerse para que "puedan cumplir con su ayuno la institución apostólica de los cuarenta días"- ut apostolica institutio quadraginta dierum jejuniis impleatur . El  historiador Sócrates (+ 433) y  Jerónimo (+ 420) utilizan un lenguaje parecido.
Sin embargo, los  eruditos católico romanos  modernos rechazan casi unánimemente esta posición.
En los documentos existentes de los primeros tres siglos encontramos una diversidad de prácticas en lo tocante al ayuno anterior a la Pascua, e incluso una gradual evolución de su período de duración. El pasaje más importante es uno citado por Eusebio de Cesárea (Historia Ecclesiastica V, 24) de una carta de  Ireneo al obispo  Víctor de Roma,  con relación a la Controversia sobre la  Pascua.
En dicha carta, Ireneo dice que no sólo existe una controversia acerca de la fecha de observancia de la Pascua, sino también acerca del ayuno preliminar. "Pues- continúa- algunos piensan que hay que ayunar durante un día, otros que durante dos, y otros que durante varios, e incluso otros aceptan que afirman que deben hacerlo durante cuarenta horas continuas, de día y de noche".
Ireneo mismo afirma que,  esta variedad de formas tiene un origen muy antiguo, lo que significa que no hay tradición apostólica sobre ese asunto.
Rufino, que tradujo a Eusebio al latín a fines del siglo IV, parece haber interpolado signos de puntuación en ese pasaje para hacer decir a Ireneo que algunas personas ayunaban cuarenta días.
Originalmente el texto original,  fue tema de debate, pero la crítica actual (Cfr. la edición de Schwartz comisionada por la Academia de Berlín) se pronuncia fuertemente a favor del texto que he transcrito arriba y que he puesto en letras cursivas. De tal manera que concluimos de manera categórica   que,  en el año 190,  Ireneo no sabía de ningún ayuno pascual de cuarenta días.
La misma conclusión se puede obtener respecto al lenguaje de Tertuliano, de unos pocos años después. Éste, en sus escritos como montanista, contrasta el tiempo breve del ayuno católico (i.e. "los días cuando el novio les será arrebatado", que probablemente se referían al Viernes y Sábado Santos) con el más largo, aunque aún restringido, de una quincena, que era observado por los montanistas. Obviamente se refería a un ayuno muy estricto (xerophagiæ: ayuno seco), pero no hay indicación alguna en sus escritos- aunque escribió todo un tratado "De jejunio" y con frecuencia toca el asunto en otras obras- que estuviese familiarizado con algún período de cuarenta días consagrados a ayunar más o menos continuamente (Véase Tertuliano, "De jejunio", II y XIV; "De Oratione", XVIII, etc.).

SIN NINGUNA EXCEPCIÓN, los líderes pre-nicenos guardan el mismo silencio en torno a ese tipo de ayuno, a pesar de que muchos de ellos pudieron haberlo mencionado si hubiese sido una institución apostólica. No existe, por resaltar unos ejemplos, mención alguna de la Cuaresma en  Dionisio de Alejandría (Ed. Feltoe, 94 ss.) ni en la "Didascalia", fechada por Funk en las cercanías del año 250. Empero, ambos hablan abundantemente del ayuno pascual.
HAY DATOS HISTPORICOS QUE INDICAN QUE, la Iglesia de la Era Apostólica celebraba la Resurrección de Cristo no con una festividad anual, sino semanal (Véase, "The Month", abril 1910, 377 ss)
 Dichos datos son ciertos, por lo tanto los cultos  dominicales  constituyeron  el recuerdo semanal de la Resurrección, y el ayuno del viernes, el de su Pasión.
Esta realidad histórica,  ofrece una explicación natural de  la amplia divergencia que hallamos en la mitad final del siglo II  tocante al tiempo adecuado para observar la Pascua y a la manera del ayuno pascual. Había consenso total en cuanto a la observancia semanal del domingo y del viernes, por ser algo primitivo, pero la fiesta anual de la Pascua constituía algo impuesto por el proceso natural de desarrollo, influenciado en gran parte por las condiciones de cada iglesia, tanto en Occidente como en Oriente.
No sólo eso, sino que a una con la fiesta de la Pascua parece haberse introducido un ayuno preparatorio, para conmemorar la Pasión o, dicho de otro modo: "los días en los que les sería arrebatado el novio". Ese ayuno de modo alguno se prolongaba más de una semana, aunque sí era muy estricto.
SURGE LA MEZCLA RELIGIOSA:
La revelación de las Escrituras es lineal. Esto es, Jesucristo nace una vez, muere una vez y resucita una vez. Entre tanto que los dioses paganos entre todos los pueblos son cíclicos. Esto es, cada año, nacen y mueren, nacen y mueren. Así Tamuz nace en el solsticio de invierno y muere en el equinoccio de primavera, año con año.
Al llegar la apostasía de algunos líderes cristianos se encuentran con esta realidad y caen en la tentación de hacer del año litúrgico babilónico, el año litúrgico de “la iglesia”.
Muchos años antes de que el Señor Jesús viniera a este mundo, en las religiones babilónicas ya se celebraba la cuaresma. Lo único que hicieron los líderes apóstatas del Cristianismo a partir del siglo IV en adelante fue adaptarla y hacerle algunos ajustes dentro del calendario.
Los cuarenta días de abstinencia de la Cuaresma fue directamente obtenido de los adoradores de la diosa de Babilonia…Entre los paganos esta Cuaresma era una práctica previa al   festival anual de la conmemoración de la muerte y resurrección de Tamuz” (Las Dos Babilonias).
Tamuz era el falso Mesías de Babilonia—¡una falsificación satánica como si fuera Jesucristo!
Los pueblos paganos celebraban la fiesta de tamuz   en Junio (también llamado el “mes de Tamuz”).
La Cuaresma se observaba  40 días antes de la fiesta, fiesta que se celebraba entre   llantos y regocijo.  Era una fiesta que se extendía desde la primavera hasta principios del verano.
Lamentablemente, en los días de apostasía del pueblo escogido de Dios, aún los israelitas cayeron en la adoración a Tamuz.  Ezequiel 8.14 dice: “Y me llevó a la entrada de la puerta de la casa del Eterno, que está al norte; y he aquí mujeres que estaban allí sentadas llorando por Tamuz” ¡Esta adoración a Tamuz era   una  abominación en los ojos de Jehová!
Pero ¿por qué la Religión  Romana instituyó una fiesta pagana como ésta?
El Libro intitulado  LAS DOS BABILONIAS DICE: “Para conciliar a los Paganos al Cristianismo nominal, Roma, buscando su póliza de costumbre, tomaron las medidas de amalgamar los festivales Cristianos y Paganos, y, por medio de un ajuste complicado pero hábil en el calendario, no fue encontrado como un caso dificultoso, por lo general, unir al Paganismo y el Cristianismo—ahora más profundizados en la idolatría—en esto como en muchas otras cosas, a darse las manos
La religión católico  Romana colocó en lugar de  la Pascua,  el Domingo de Resurrección (Easter), moviendo la Fiesta pagana de Tamuz al principio de la primavera. Para el judío la celebración de la Pascua la tarde del 14 de Nizam era primordial. recordaba la salida de Israel de Egipto.  De este modo “cristianizó” esta fiesta babilónica. (De allí que la celebración de semana santa es una fiesta con raíces paganas) Y junto con la fiesta de la resurrección de tamuz, el Romanismo incorporó la cuaresma.
Sigue diciendo el libro LAS DOS BABILONIAS: “Este cambio en el calendario con respecto al Domingo de Resurrección (Easter) fue aceptado con consecuencias trascendentales. Esto trajo a la Iglesia una corrupción total y una exagerada superstición en conexión con la abstinencia en  Cuaresma
Es lamentable que los católicos romanos, antes de entrar a ese tiempo de cuaresma, que pretenden es de purificación  los pecados personales y de preparación para la celebración de la semana santa, tienen un carnaval. Una fiesta de desenfreno moral, como lo indica el origen del vocablo “Carne para Baal”.
La vigilia no es otra cosa que abstenerse de comer carne en viernes principalmente, porque los paganos celebraban a Venus, la diosa de la fertilidad en viernes. Y para adorarla, comían únicamente pescado ese día, por cuanto el pez es el animal que más se reproduce. Además de que los sacerdotes del “dios pez” Dagón y la diona Venus, se presentaban en sus misas con un pez colocado sobre sus cabezas. Más tarde lo hicieron sólo con la mitad del pez y posteriormente lo hicieron con la cabeza sintética de un pez, hasta el día de hoy. Observa al papa, a los cardenales y a los obispos católicos y verás sobre sus cabezas una mitra en forma de pez con la boca abierta.
No es otra cosa que la vigencia de las religiones babilónicas dentro del Catolicismo.
CONCLUSIÓN:
Nosotros, los cristianos que tenemos la bienaventuranza de contar con las Sagradas Escrituras; sabemos que a Dios no le agrada que los redimidos en la sangre de Jesucristo nos mezclemos en esas fiestas paganas de carnaval, cuaresma, vigilias y semana santa. Invenciones humanas.
Dice Éxodo 23.31-33: “Y fijaré tus límites desde el Mar Rojo hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el Éufrates; porque pondré en tus manos a los moradores de la tierra, y tú los echarás de delante de ti No harás alianza con ellos, ni con sus dioses. En tu tierra no habitarán, no sea que te hagan pecar contra mí sirviendo a sus dioses, porque te será tropiezo”.
Dice I Pedro 2.0-10: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios,  para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;  vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia
Dice I Tesalonicenses 1.9: “porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero
Los hijos de Dios, desde que el Señor nos llamó a su luz admirable, hemos colocado en el cesto de la basura a nuestros antiguos ídolos con sus fiestas religiosas, y vivimos únicamente para agradarle a Aquel que nos tomó por soldados. Aleluya!