El Apóstol Dr. Gabriel Sánchez Velázquez con su esposa la Apóstol Maestra Esther Castro de Sánchez. |
Hay o no, un lugar en el ministerio de la iglesia, para la
mujer? Muchos por prejuicio más que por estudio de las escrituras aseguran que
no hay lugar para una mujer en un ministerio pastoral, profético o apostólico.
Este estudio pretende descubrir en las Escrituras la revelación de Dios al
respeto.
LUGAR DE LA MUJER EN LAS CIVILACIONES ANTIGUAS.
No cabe duda que hay cambios substanciales aunque lentos en
el desarrollo de las diferentes sociedades con relación al lugar que se le ha
otorgado a la mujer.
En la China antigua,
se consideraba a la mujer como un objeto que estaba por debajo del
hombre, de hecho, en la cultura china antigua, la mujer debía servir al padre,
al esposo y al hijo
En revelador ver que en las sociedad Griega antigua, la
mujer era vista como “un menor de edad eterno” entre tanto que en la
sociedad egipcia, la mujer es
presentada como frívola, caprichosa y
poco fiable, pero a pesar de todo descubrimos en la literatura de esta cultura
que en alguna medida se le veía a la
mujer como un complemento para el hombre aunque
no igual a él.
En la civilización romana cuando estaba en su mayor esplendor, un hombre podía incluso tener el derecho de
tomar injustificadamente la vida de su esposa. La prostitución y el nudismo
eran prácticas comunes entre los romanos.
En general, en todas las culturas antiguas, la mujer fue
menospreciada, vejada y marginada. Predominó
el machismo. Las mujeres eran
vistas como objetos e inclusos eran tenidas como esclavas. Hubo sociedades
en donde valía más un caballo en monedas
que una mujer.
LUGAR DE LA MUJER EN EL JUDAISMO.
El Documento de Damasco, descubierto en 1952 en la Cueva 4
de Qumrán en el desierto de Judea, parece incluir las reglas de asociación de
una comunidad esenia. Algunos consideran a los esenios como una secta célibe,
pero Josefo, historiador judío del siglo primero, señala que algunos de ellos
estaban casados (La Guerra de los Judíos 2.8.2, 13). Una de las reglas señalaba
un castigo para aquéllos que murmuraban en contra de las madres. Aunque el
castigo era menor que el aplicado a quienes murmuraban contra los padres, el
hecho de que la violación al quinto de los Diez Mandamientos (honrarás a tu
padre y a tu madre) conllevaba una pena indica que las mujeres sí tenían
derechos fuera del hogar. El recinto del templo en Jerusalén ofrece otro ejemplo
de esos derechos dentro de la comunidad religiosa, en cuanto a que las mujeres
tenían un tribunal en el cual se podían reunir, junto con los hombres judíos, y
se encontraba más cerca del Lugar Santísimo que el tribunal donde los gentiles
tenían permitido reunirse.
La carta de divorcio que la Ley Mosaica establece para la
mujer repudiada, al presente se ve como una humillación, pero en su tiempo y en
su contexto, era un gran avance en la procuración de equidad entre el hombre y
la mujer. La carta de divorcio, evitaba que una mujer fuera tratada como infiel
o ramera. Deuteronomio 24:1 dice: “Cuando alguno tomare mujer y se casare con
ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le
escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su
casa” Por supuesto que era mejor
repudiar a una esposa, entre los judíos,
que matarla como entre los romanos.
Pero el Antiguo Testamento ya se anticipa con la figura de
mujeres líderes dentro del pueblo de Dios. El caso más notorio es el de Débora.
En Jueces 4.4 dice: “Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora,
profetisa, mujer de Lapidot” Debe notarse que Débora no sólo gobernaba al
pueblo de Israel, sino que era profetiza.
EL MINISTERIO DE LA MUJER EN EL NUEVO TESTAMENTO.
a) JESÚS INCLUYE MUJERES EN SU EQUIPO DE TRABAJO. En Lucas
8.1-3 dice: “Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas,
predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él,
y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos
y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido
siete demonios, Juana, mujer de Chuza
intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes”
b) Son mujeres las
primeras en dar aviso de la resurrección
de Jesucristo. En Marcos 16.9-11 dice: “Habiendo, pues, resucitado Jesús por la
mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de
quien había echado siete demonios. Yendo ella, lo hizo saber a los que habían
estado con él, que estaban tristes y llorando.
Ellos, cuando oyeron que vivía, y que había sido visto por ella, no lo
creyeron”. Si alguien pretende refutar este pasaje porque allí, las mujeres no
tienen un ministerio específico, deben aceptar que de todas formas, para el Señor Jesús ellas y su participación
era significativa.
c) El día de
Pentecostés, recibieron el bautismo en el Espíritu santo hombres y mujeres.
Dice Hechos 1.14: “Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con
las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.” Si la mujer no
tiene parte ni suerte en algún ministerio de la Iglesia ¿Para qué permitió Dios
que estas mujeres estuvieran en el Aposento Alto esperando la promesa del
bautismo en el Espíritu Santo?
d) Felipe tiene
dos hijas profetizas. Para los que creen que Pablo prohíbe tajantemente a todas
las mujeres y en todas las circunstancias hablar en la congregación, la pregunta sería: Todos éstos que perseveraban unánimes en oración y ruego, con
las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos. entonces ¿para
que Dios había levantado dos mujeres profetizas? Si en la congregación la mujer
debe callar ¿cómo podían profetizar
estas dos siervas? Dice Hechos 21.8-9. “Al otro día, saliendo Pablo y los que
con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el
evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. Este tenía cuatro hijas
doncellas que profetizaban”
e) Priscila y
Aquila. Entre los orientales, es imposible mencionar a la mujer antes que a su
esposo. Este es el caso de Aquila y Priscila, convertidos a Cristo en Corinto
por la predicación de Pablo. En I Corintios 16.19 dice: “Las iglesias de Asia
os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan
mucho en el Señor.” Aquí vemos el orden natural.
Pero ahora veamos II Timoteo 4.19:” Saluda a Prisca y a
Aquila, y a la casa de Onesíforo”. Aquí, el orden natural se ha invertido. ¿Por
qué ha cambiado el orden natural? Solamente pude haber una explicación válida:
Se enlistan primero a los ministerios pastorales y luego a los discípulos. En
otras palabras, ahora Priscila es una pastora y su esposo un discípulo
solamente. Hay lugar para el pastorado en la vida de la Iglesia Neotestamentaria.
Lo anterior está confirmado en Hechos 16.2 donde se hablad e
Aquila y Priscila. Pero luego en Hechos 18.18
y 18.26, se habla de Priscila y Aquila. No hay un error, no es una
casualidad. Hay una revelación.
f) Los saludos
personales de Romanos 16. Es claro que en la revelación que Pablo tiene en este
pasaje, hay lugar para el hombre y para la mujer en los ministerios de Efesios
4.11 de igual manera, en virtud de que al enlistar a una serie de ellos,
incluye nombres de mujeres. En los versículos 1 y 2 recomienda a la Hna. Febe
que es diaconisa de Cencrea y ha ayudado a muchos y al mismo apóstol Pablo. En
los versículos 3 al 5 manda saludos a Priscila y Aquila y a la iglesia que se
reúne en su casa, de donde desprendemos que Priscila es la pastora. En le
versículo 6 envia saludos a María, la cual ha trabajado mucho entre los
romanos. Es obvio que no se trata de la madre del Señor Jesús sino de otra
María. Hay mucha especulación en cuanto a la identidad de Andrónico y Junias,
apóstoles y parientes de Pablo, pero hay quienes se inclinan por susten5tar que
Junias es una mujer. En el versículo 12 Pablo menciona a tres ministerios
femeninos: Trifena y Trifosa y a Pércida, quien han trabajado mucho en el
Señor. Aquí es claro que estas tres mujeres han trabajado en un ministerio de
efesios 4.11 y no únicamente lavando platos en las reuniones de los santos,
pues que si así fuera, Pablo hubiera que hacer una lista interminable de
mujeres, de cuyos nombres ni conoció. Por supuesto que estas mujeres que
mencionan son insignes en la predicación de la Palabra, en la ministración al
Cuerpo de Cristo con los dones del Espíritu Santo. En el versículo 15 Pablo
saluda a Julia, a Nereo y a su hermana y a Olimpas. Tres mujeres con un
ministerio fuerte que deben ser mencionadas entre los que tienen el privilegio
de ministrar al Cuerpo de Jesucristo en Roma. Quienes se oponen a que la mujer
tenga un lugar en el ministerio pastoral, evangelístico, profético o
apostólico, deben responder que otro propósito pudo haber inspirado el Espíritu
Santo a Pablo en este pasaje, sino es el de dejar por sentado que ellas tienen
un ministerio de los mencionados en Efesios 4.11
g) EL SACERDOCIO
CRISTIANO. Una de las verdades restauradas en la Reforma religiosa del siglo
XVI es EL SACERDOCIO UNIVERSAL DE LOS CREYENTES. Eso quiere decir que la
Iglesia de Jesucristo no tiene una casta sacerdotal, sino que somos un pueblo
de sacerdotes. Así lo afirma I Pedro 2.9; “Mas vosotros sois linaje escogido,
real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis
las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” y en
Apocalipsis 1.5-6 donde afirma: “y de Jesucristo el testigo fiel, el
primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos
amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su
Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. ” Aquí, no
hay modo de concluir que este atributo es solamente para los varones, por el
contrario es para todo el Cuerpo de Jesucristo. Es para varones y para mujeres.
Y si la mujer tiene el derecho de entrar a la misma presencia de Dios, (al
lugar santísimo) por la sangre de Jesucristo, ¿cuál será el impedimento para
que a nombre de ese mismo Dios se levante y proclame el Evangelio?
h) Pablo en I
Corintios 11. La regla más segura de
hermenéutica es buscar concordancia no sólo entre la expresión que nos interesa
en algún versículo bíblico y su contexto inmediato, sino entre ese pasaje en
particular y el espíritu de toda la Escritura. Y con ese entendimiento
analicemos los siguientes pasajes. I Corintios 11 es un pasaje muy discutido y
a veces poco entendido. En I Corintios
11.11-12 dice: “Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer
sin el varón; porque así como la
mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede
de Dios”. Esta es la conclusión que Pablo da a la disertación que principia en
el versículo q y hasta el 10 de este capítulo. ¿Y en que consiste la
conclusión? En que delante de Dios el hombre y la mujer son complementarios, y
son de igual dignidad delante de Dios. Además, en I Corintios 11.5 hay una
expresión clave que muchos pasan por alto: “Pero toda mujer que ora o profetiza
con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se
hubiese rapado”. Aquí lo más importante es que la mujer está facultada para
profetizar y muchos solamente se quedan con las ramas sin ir al tronco. Para
muchos lo importante es si la mujer se rapa o si la mujer se cubre la cabeza.
Pero en el contexto, lo teológicamente trascendente es si la mujer puede o no
profetizar. Ahora si Pablo afirma que sí; quienes se oponen a que la mujer
hable en la congregación deben responder ¿de qué otro modo pueden las mujeres
profetizar sino es hablando en la congregación? Aquí hay que encontrar la
armonía de este pasaje con I Corintios 14.34-35 que dice: “vuestras mujeres
callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén
sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en
casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la
congregación”. Hay una aparente y frontal contradicción entre ambos pasajes.
¿Cómo encontramos la armonía si es que en la Biblia o hay contradicciones? Como
apóstol y teólogo doy mi parecer. Si hay una mujer que tiene palabra de Dios
(como el caso de una profecía) tiene que hablar a la iglesia. Tiene derecho de
hacer uso de la Palabra, pero si no tiene un don manifiesto del Espíritu Santo,
entonces que permanezca callada. Hay quienes han sugerido que esta norma era
local. Esto es que conociéndose el contexto cultural de las mujeres de Corinto,
era necesario subrayar esta medida disciplinaria para ellas porque entre ellas
había quienes solían hablar demasiado y hacer escándalo en las reuniones
públicas. Es posible que esto haya sido así aunque no seguro. Además el
pasaje de I Timoteo 2.9-15 debe
entenderse en el orden de la vida
familiar más que como una norma en la vida de la Iglesia. ¿Por qué? Porque todo
indica que en el Nuevo Testamento, la discusión de si la mujer tiene o no un
lugar en el ministerio termina en Gálatas 3.26—29 donde el mismo Pablo afirma:
“pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, porque todos los que habéis sido bautizados
en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay
esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en
Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois,
y herederos según la promesa” De aquí concluimos que si todos somos hijos de
Dios, todos tenemos los mismos derechos espirituales (hombres y mujeres).
Concluimos que todos los bautizados estamos revestidos de Cristo, hombres y
mujeres, no solamente los hombres. Pero lo toral es que ya no importa si eres
judío o gentil, hombre o mujer; sino importa más si eres o no de Cristo.
CONCLUSIÓN.
Al tener una vista panorámica de cómo a los largo de los
siglos y en todas las culturas, las mujeres han sido discriminadas
injustamente; entendemos que en el Judaísmo hubo un avance en la valoración de
la vida de la mujer. Dentro del Judaísmo el hombre no tenía derecho de matar a
su esposa y quedar impune; le daba carta
de divorcio, y podía despedirla. La carta de divorcio era como un salvoconducto
de que no era infiel o adúltera. Pero en el Nuevo Testamento con Jesucristo,
las mujeres llegan a una dignidad igualitaria con los hombres.
Muchas iglesias cristianas evangélicas no se han sacudido el
lastre espiritual de la Religión Católico Romana en donde los hombres son los
únicos que tiene derecho a acceder al sacerdocio. Y paralelamente miran al
hombre como el único que tiene derecho a acceder al pastorado.
Sin embargo si eso fuera correcto, la mitad del Cuerpo de
Cristo estaría paralizado, ya que la mitad de los discípulos son mujeres. Y
muchas veces las mujeres son más activas, más consagradas, más fieles y más
esforzadas en la Obra de Dios que los varones.
Definitivamente, en
este mover de la restauración de todas las cosas, las mujeres son
bienvenidas a los ministerios de Apóstol, Profeta, Evangelista, Pastor y
Maestro. De allí que un estudio
cuidadoso de los diferentes grupos evangélicos, podemos deducir que los grupos
que aceptan a la mujer con ministerios iguales a los varones son las iglesias
que más crecen y manifiestan una vida de libertad. Los grupos que oprimen a la
mujer y le niegan una participación activa en los ministerios, son grupos (en
términos generales) muy cerrados, muy fariseos y de escasos recursos
intelectuales; con congregaciones raquíticas.
Mujeres: Es hora de que se levanten y resplandezcan para la
gloria de Jesucristo. Asuman su lugar en el Ministerio y que nadie las
menosprecie. Que quienes las tienen en poco ya se arrepientan.