INTRODUCCIÓN:
En gran parte, los problemas que surgen al interior de un hogar se debe a que los varones actúan de un modo y las mujeres de otro diferente, cuando responden al mismo estímulo, o enfrentan una misma situación.
Para la esposa no tiene nada de malo interrumpir a su esposo en algún trabajo en el cual está concentrado para pedirle un “favorcito” como: “¿Puedes abrirme este frasco”, cuando que él necesita silencio y concentración en la elaboración de un cálculo diferencial. Y es que como lo veremos más adelante, la mujer puede atender varias cosas a la vez: Está guisando, cuidando los niños, viendo su telenovela favorita, hablando por teléfono, vigilando que el jardinero riegue las plantas, y cuidando la lavadora a la vez.
Pero el esposo, requiere silencio, que no lo interrumpan cuando está en su cubículo trabajando. Si conocemos las diferencias entre el varón y la mujer, evitaremos muchos conflictos innecesarios.
Dios siempre nos sorprenderá con su sabiduría, si somos sensibles a su revelación. La Biblia declara que al crearnos Dios, lo hizo habiendo predeterminado que integraríamos a la humanidad con dos géneros sexuales: “Varón y hembra los creó”
Los seres humanos somos iguales en dignidad, en ser receptores de la gracia salvadora, y en diez mil aspectos complejos de nuestra personalidad; pero si queremos tener buen éxito en la vida de un matrimonio, hay que establecer que tenemos diferencia muy significativas. A saber:
1.- En nuestros cromosomas. Los cromosomas son unas diminutas estructuras filiformes, formadas por ácidos nucleicos y proteínas presente en todos los seres vivos. Los cromosomas son los portadores de la mayor parte del material genético y condicionan la organización de la vida y las características hereditarias de cada especie. En estos organismos, las células reproductoras tienen por lo general sólo la mitad de los cromosomas presentes en las corporales o somáticas. Durante la fecundación, el espermatozoide y el óvulo se unen y reconstruyen en el nuevo organismo la disposición por pares de los cromosomas; la mitad de estos cromosomas procede de un parental, y la otra mitad del otro. Cuando se toma, un cabello, o un pedazo de uña de alguien, o cualquier otra parte de su cuerpo y se somete al análisis del laboratorio arrojará una de dos: Sus 23 pares de cromosomas son xx o son xy. No importa cual parte de nuestro organismo sea analizado. El varón siempre será xy. La mujer siempre será xx. Eso es lo que jamás se podrá cambiar.
2.- En nuestro cerebro: Las nuevas técnicas de imagen (PET, Tomografía por Emisión de Positrones y resonancia magnética) han permitido encontrar diferencias en el tamaño relativo de diversas áreas cerebrales en hombres y mujeres. Las mujeres tienen mayor la corteza frontal, que se ocupa de muchas tareas cognitivas superiores, y varias zonas de la corteza límbica, que participa en las emociones. Los hombres, en cambio, tienen mayor la corteza parietal, que interviene en la percepción del espacio, y la amígdala, que interviene en las emociones y respuestas al estrés.
La amígdala, se excita ante estímulos estresantes la parte izquierda en las mujeres, y en los varones, la derecha. Se suponía desde hace muchos años que el hemisferio derecho procesa los aspectos globales de una situación, mientras que el izquierdo procesa la información de detalle.
En la respuesta a situaciones estresantes juega también un papel importante el hipocampo, estructura esencial para el almacenamiento de recuerdos y la representación del espacio. Esta estructura es mayor en las mujeres, lo que podría explicar por qué ellas se orientan sobre todo recordando hitos y los hombres preferentemente haciendo cálculos sobre distancias y giros.
Diferencias bioquímicas y estructurales en el cerebro podrían explicar la diferente susceptibilidad de los sexos ante enfermedades mentales. El cerebro de los hombres produce un 52% más de serotonina que el de las mujeres, lo que podría explicar por qué ellas son más propensas a la depresión
3.- Otras diferencias. Hay otras diferencias biológicas entre el hombre y la mujer. Pero ahora señalemos algunas diferencias en la conducta.
a) AVENTURA Y ESTABILIDAD. El hombre tiende a viajar, aventurar, explorar y buscar nuevas experiencias. La mujer prefiere permanecer en su casa, mantener el calor del hogar.
b) DIFERENTE CAPACIDAD DE ATENCIÓN. Por la diferencia en el funcionamiento del cerebro humano, resulta, desde el punto de vista científico, natural que la mujer puede hacer varias cosas a la vez. Puede estar guisando, viendo la televisión, hablando por teléfono, consultado una receta de cocina, vigilando que el jardinero riegue bien las plantas, y está al pendiente la lavadora que está por exprimir la ropa y cuidando a sus hijos a la vez. Entre tanto que el varón únicamente puede hacer una sola cosa a la vez. Por eso se provocan malos entendidos. Cuando el hombre está haciendo algún trabajo requiere silencio, quietud, y que no se le interrumpa; entre tanto que la mujer puede atender varios asuntos a la vez sin molestarse.
El hombre que no conoce esta diferencia, verá a su esposa a la “enemiga de su tranquilidad” Cuando él está por hallar una solución de álgebra, de pronto viene la esposa y le dice: “Mi vida ¿puedes abrirme este frasco? Ella sabe que él está presionado con un trabajo que tiene atrasado. Pero para ella ser interrumpida en algún menester, no implica mayor problema. Pero para él, esa pequeña interrupción puede llevarlo hasta estallar de cólera.
Aí que aquí, ambos tienen que madurar. El hombre ser condescendiente y la mujer cada día más prudente.
c) PENSAMIENTO CÍCLICO Y LINEAL. La mujer tiene un pensamiento cíclico, circular. Por eso cuando dice: “Clávame aquí este cuadro” el hombre le dice: “Al rato” y el hombre lo olvida, la mujer le va a pedir lo mismo, lo mismo, lo mismo diario, hasta que o se molesta el hombre o hace lo que le han pedido.
Sin embargo si en un momento dado, el hombre le pide algo a su mujer como: “Oye, mi vida ¿puedes ponerle un botón a mi camisa por favor?” y la mujer le dice: “Al rato lo hago” El hombre lo acepta y tal vez pase una semana sin que él reclame que el botón no ha sido puesto.
Esto es más notorio en el mundo de las ofensas y el ejercicio de otorgar el perdón. Si el hombre ofende a su esposa, y se humilla con ella para pedirle perdón. La mujer se siente bien de “perdonar” Pero cincuenta años más tarde, si están en una discusión, la mujer le grita a su marido: “Sí, siempre eres el mismo, hace cincuenta años, el jueves 3 de febrero a las 11 de la mañana, me engañaste y yo te perdoné…”sinvergüenza”.
No así el hombre, quien aún cuando recuerde una ofensa pasada, generalmente, no lo usa como haz de espada bajo la manga para apabullar a su mujer en un momento de pleito. Y la falta de conocimiento de las diferencias que hay entre el hombre y la mujer, pueden llevar a la mujer a creer que su esposo es un tonto y a abusar de la paciencia de éste.
CONSEJOS BÍBLICOS:
Cada cónyuge procure el bienestar de su pareja. Dice I Corintios 10.24: “Ninguno busqué su propio bien, sino el del otro.” Este versículo debe ser el texto de oro en el matrimonio cristiano. No nos casamos para ver que beneficio obtenemos de nuestra pareja. Nos casamos por amor con ella para procurar su bienestar en todo lo que está a nuestro alcance. Particularmente cuando nuestro cónyuge pasa por períodos de enfermedad, de discapacidad y de cualquier otra adversidad. Debemos ser generosos en buscar su bienestar antes que el nuestro. Así honraremos a nuestro Dios, y construiremos un hogar más que vencedor.
Humildad, mansedumbre, paciencia. En Efesios 4.1-3 dice: “ Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”
Es privilegio de los padres cristianos y fe los pastores, enseñar a las nuevas generaciones que es un arte cultivar esa solicitud en guardar la unidad. Y que ese principio es un elemento determinante en la construcción de un hogar más que vencedor.
CONCLUSIÓN:
Como hijos de Dios, debemos tener en la mano derecha las Sagradas Escrituras para ser guiados por sus consejos; pero debemos tener una información científica en la mano izquierda que nos proporcione la información necesaria para conocer mejor nuestra naturaleza humana, y sobre todo las diferencia que hay entre el hombre y la mujer al momento de ser formados por Dios. De manera que sepamos que dichas diferencia nos hacen interdependientes y que cuando las aceptamos, entendemos por qué es que en un hogar el esposa y la esposa son complementarios, y entre más unidos están más felices son y mnás felices hacen a sus hijos.