martes, 3 de mayo de 2011

NO TEMAS PONER ORDEN EN LA VIDA DE TUS HIJOS


“No rehúses corregir al muchacho; Porque si lo castigas con vara, no morirá”. Proverbios 23.13
INTRODUCCIÓN
Juana López Arismendi es una mujer que ha tenido una serie de luchas intestinas con sus hijos. Tiene dos varones y una hija. Pero ella misma dice que no sabe cuál de los tres le ha causado mayores problemas.
Una mañana como a las 7 AM sonó el teléfono de mi oficina, y me dispuse a contestar: “Gracia y paz…Filadelfia a sus órdenes” pero al principio lo único que podía percibir en el auricular eran sollozos con un profundo dolor. Después de un momento, finalmente pude escuchar a  Juana. Me dijo algo como esto: “Mire señor, yo no soy de esa congregación, pero mi vecina que acude allá, me ha dado el teléfono y me dijo que cuando se me ofrezca, que los pastores pueden darme un consejo.. ”
La escuché con atención. Esa noche no había dormido nada. Su hija Eunice de 16 años, como otras veces, no llegó a la casa habiendo salido de la escuela a las 3 de la tarde. Se había ido a una fiesta y regresó, a las 3.20 de la mañana. Juana se encontraba en la sala angustiada en espera de la hija. Cuando Eunice entró a la casa toda ebria, su madre le dijo: “Hija, ¿por qué me haces esto? Mira la hora que es, y yo te estoy esperando, no he dormido, tengo que irme temprano a trabajar
La única respuesta de Eunice a gritos,  fue: “Vieja fodonga, ya me tienes harta con tus sermones…me voy de esta casa, y no vas a volver a verme” y se fue a la calle azotando la puerta.
Desde esa hora Juana, madre de Eunice, estuvo llorando hasta que la vecina vino a verla porque sus sollozos se escuchaban de lejos. Y le aconsejó que me llamara. Tuve un par de entrevistas con Juana. Descubrí que era muy débil de carácter. Su mayor angustia era haber cometido un error al reclamarle a su hija la hora de llegada.
Me contó que sus hijos entran y salen a la hora que quieren de la casa, que nunca le avisan cuando o a qué hora regresarán. Nadie de ellos colabora con ella en casa para el aseo, o con dinero para el sustento. Ella se encontraba muy cansada de tanto trabajar y luego venir a la casa a hacer todo el quehacer.
UN DIAGNOSTICO DEL PROBLEMA.
Quita el nombre de Juana y de Eunice, pon allí el de los padres que quieras, y el nombre de los hijos que quieras. Descubrirás algo. El problema de la falta de control de los padres sobre los hijos es abrumadoramente predominante en las familias de este Continente Americano.
Por mi ministerio he estado en  26 países del mundo, en algunos de ellos, donde doy         cobertura apostólica a  ministerios e iglesias, he tenido mayores oportunidades de ver cómo viven las familias. El cuadro es desolador. De allí la importancia de que los pastores redefinamos los objetivos de nuestra predicación y nuestra enseñanza.
Si solamente hubiera hogares incoversos en donde los hijos son rebeldes, desobedientes, desordenados, perezosos, y groseros, sería triste; pero más triste resulta ser que padres cristianos no tengan la capacidad de poner orden en la vida de sus hijos.
TESTIMONIO PERSONAL.
Francesco Alberoni escribió: “Un amigo es la persona que nos muestra el rumbo y recorre con nosotros una parte del camino”. Que frase tan oportuna para que los padres de familia reflexionemos en nuestro privilegio de ser amigos y guías de nuestros hijos. Sin embargo para que esta declaración de Alberoni sea efectiva en nuestra relación padres/hijos, se requiere que los padres tengamos una escala de valores auténtica. Que lo que decimos concuerde con lo que vivimos. Pues nuestros hijos son nuestros jueces más severos.
Fue Robert Kiyosaki quien afirmo: La cosa más importante con la que un padre puede comenzar es el desarrollo y la protección de las percepciones que su hijo tiene de sí”. Sin embargo eso no es posible sin tener un punto de referencia. Y el punto de referencia de un hijo debiera ser su padre, su madre.
Cuando ante nuestros hijos mostramos flaquezas morales, una conducta indigna y falta de claridad en nuestras metas; ellos se sentirán  confundidos y desalentados. No así, cuando los padres son victoriosos sobre el pecado, tienen un sano auto aprecio, y son capaces de vivir con libertad, esperanza y ministrando el amor de Dios por todas direcciones.
La Biblia lo pone en una sola frase. Romanos 11.16 dice: “Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas.” Si los padres tienen una santidad de vida, seguramente tienen asegurado el respeto y la admiración de sus hijos.
IGNORANCIA DE LA PALABRA.
Uno de mis maestros en la UNAM nos dijo: “Cuando era joven tenía cinco teorías para crear a los hijos, y ahora tengo cinco hijos y ninguna teoría” Pero afortunadamente para los cristianos, tenemos ese Libro de los libros, la Biblia, que tiene el consejo infalible. He aquí, algunos rayos de luz para nuestro universo familiar que cruza por una noche oscura:
1.- CORREGIR AL HIJO: Dios nos da a los padres seis años de oportunidad para que les enseñemos a nuestros hijos a obedecer, a reconocer que hay una autoridad en el hogar y que hay que estar sometidos a dicha autoridad. Tengo dos nietas pequeñas, Joselin de casi cuatro años y Shalom de casi tres. Son nuestro actual laboratorio de amor para demostrar a nuestros discípulos que es posible enseñarles a los niños a amar a sus padres, a obedecerlos y respetarlos.
Dice Proverbios 13.24: “No corregir al hijo es no quererlo; amarlo es disciplinarlo.” La Apóstol Esther y yo, amamos a nuestras nietas con todo nuestro corazón, Las abrazamos, les echamos porras por sus logros, las premiamos cuando comen bien y correctamente todo lo que se les da. Pero el el momento en que alguna de ellas manifiesta un reto abierto a la autoridad de sus mayores, inmediatamente aparece la voz severa, y la actitud firme de hacer que ellas obedezcan sin discusión y sin dilación la orden que se les está dando,
La primera trampa de nuestros niños es llorar. Eso no debe inmutarnos. Es mejor que ahora lloren por corregirlos y no que lloren en una Penitenciaría en su vida adulta por no haber sido corregidos.
Así que, si no corriges a tus hijos desde su temprana edad es porque no los quieres. Si los disciplinas, entonces es que los amas.
Me dijo en esta semana un padre de familia que tiene problemas con sus dos hijos varones de 18 y 17 años de edad: “Yo no tuve padre y sufrí mucho, y yo no puedo hacer sufrir a mis hijos”. Le felicité por su corazón de oro para tratar de hacer felices a sus hijos. Le dije que los padres vivimos para proteger a nuestros hijos, procurar que sean felices, pero si hay focos en rojo en la conducta de sus hijos, es momento de rectificar algunas tácticas para tratar con ellos.
DISCIPLINAR viene del Griego paideuw ( paideuo), que literalmente significa instruir a niños, enseñar. Veamos algunas aplicaciones en el Nuevo Testamento:
Hebreos 12.6-10 dice:” Porque el Señor al que ama, disciplina. Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad
Efesios 6.4 dice:” Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.”
Proverbios 23.13-14 dice: “No rehúses corregir al muchacho; Porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara  y librarás su alma del Seol
ESTORBAR AL PERVERSO
Muchas veces, los padres nos hemos convertido al evangelio cuando nuestros hijos ya son jóvenes o adultos, entonces resulta muy difícil, en algunos casos, traerlos a los pies de Cristo, o imponerles una disciplina cristiana. Sin embargo, en esos casos extremos, lo menos que podemos hacer los padres es estorbar el pecado de nuestros hijos.
Cuando encuentro a una madre que dice: “ Mis hijos no quieren nada con Dios, pero yo todo lo dejo en las manos del Señor” con mucha energía suelo decirles: “No señor. Usted no puede delegar en Dios la responsabilidad de formar a sus hijos. Ese es su trabajo, esa es su responsabilidad, ese es su privilegio
Lo menos que pueden hacer los padres de muchachos que manifiestan ser rebeldes y perversos es lo que no hizo Eli y que debió haber hecho. Dice I Samuel 3.11-13: “ Y Jehová dijo a Samuel: He aquí haré yo una cosa en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán ambos oídos. Aquel día yo cumpliré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa, desde el principio hasta el fin. Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado.”
CONCLUSION
Nunca es tarde para principiar de nuevo. Y tratándose de la formación y corrección de nuestros hijos, padres, nunca teman ejercer la autoridad delegada de Dios sobre sus hijos. Porque si hacen las cosas conforme a la voluntad de Dios, sus hijos serán joyas preciadas para adornarles en su vida, particularmente en su senectud.

DECÁLOGO PARA EVITAR LA INFIDELIDAD CONYUGAL


Versículo clave: “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.” Efesios 5.28
INTRODUCCIÓN.
Miles de hogares que pudieron haber sido felices y vencedores, fueron destruidos porque al caer en un pecado alguno de los cónyuges, el otro cónyuge no tuvo la capacidad de perdonarlo y de restaurarlo. Prefirió condenarlo y desecharlo.
Pero también hay miles de hogares en donde al llegar ese episodio doloroso de dolor por la falta de alguno de los cónyuges, el otro cónyuge, mostró sabiduría, amor y capacidad de perdonar y restaurar. Entonces, juntos se levantaron y fueron un hogar victorioso y feliz.
Es de lamentar que hay pastores que en vez de predicar y enseñar la capacidad de amar, perdonar y restaurar, insisten en un espíritu farisaico de condenación. Así que cuando algún cónyuge falla, el pastor inmediatamente aconseja al cónyuge ofendido: “Hermana: Déjelo, córralo. Ha pecado. Ya está en condenación”.
Pero hay algo más importante, y es evitar con la sabiduría de Dios que un cónyuge caiga en la infidelidad conyugal.
Este capítulo nos enseña cómo actuar oportunamente para evitar una infidelidad conyugal.
1.- CONOCIMIENTO DE  LOS ANTESCEDENTES FAMILIARES DE NUESTRO CÓNYUGE:
Antes de formalizar un matrimonio, la joven pareja de enamorados, debiera darse a la tarea de conocer un poco que tan estable o que tan disfuncional es el hogar de la persona de la cual ahora está enamorada. Indaga: ¿Cómo se vivió en la infancia? ¿Cuál fue el ambiente familiar en el que creció? Ya que sus experiencia de la infancia determina las formas de conducta  en la edad adulta. Si alguien de niño fue abandonado, desatendido, marginado, o a la inversa: extremadamente sobreprotegido;  inseguro, proveniente de una familia disfuncional, o en donde no hay la promoción de valores y principios, es más probable que cuando llegue a la vida adulta,  sea infiel a su pareja. Pero es allí donde debemos buscar sanidad interior y una ministración efectiva.
2.- RESPETO Y ATENCIÓN CONTÍNUAS EN LA PAREJA.
Particularmente la esposa, una vez que pasa la luna de miel, muchas veces queda en casa a diario en la soledad, el aislamiento. Ya que el marido tiene que salir y trabajar para el sustento de la familia. Y sobre todo cuando vienen los embarazos, ella cae en desesperanza o una depresión que a veces ni ella se explica. Y esto provoca inestabilidad en los matrimonios.
En este caso, es el esposo quien debe tener la sabiduría para evitar a toda costa que en su esposa  aparece ese sentimiento de vacío. De otra forman  la esposa a tendrá la propensión de buscar  a su "pareja ideal", y aunque no sabe lo que realmente quiere, terminará en infidelidad conyugal. Un esposo cristiano y sabio, se dará cuenta a tiempo de ese vacío que sufre su esposa y tratará de llenarlo con creces antes de que sea tarde.
3.- ELECCIÓN BAJO LA DIRECCIÓN DE DIOS.
El noviazgo es una figura relativamente nueva en la historia de la humanidad. En la antigüedad eran los padres quienes mediante convenios determinaban con quien debieran casarse sus hijos. Ahora, afortunadamente ya no es así. Sin embargo, la sociedad contemporánea no tiene la capacidad para formar a las nuevas generaciones con sentido de responsabilidad, honestidad y capacidad de elección. Es una lástima que adolescentes que debieran estar dedicados al estudio, la convivencia intrafamiliar y el deporte, vivan prematuramente experiencias de violencia en el noviazgo y cometan infidelidad prematura.  Están de moda los divorcios por falta de compatibilidad. ¿Qué es eso? Simplemente que  después de un tiempo, él o ella se dan cuenta de que no tienen el mismo proyecto de vida,  y tal vez durante un tiempo pudieron sobrellevar la situación, pero después llega a ser imposible. Aquí el consejo pastoral oportuno puede ser gran ayuda.
Y también, por eso, cada familia debiera saber quién es su pastor y estar sujeta a su pastor, porque en tiempo de crisis, tenga la ayuda oportuna.
4.- PONGAMOS ATENCIÓN A UNA SANA RELACIÓN INTIMA.
Lo que no se dice, es hay una cantidad enorme de casos en los que el adulterio llegó a un hogar por una vida sexual deficiente.
 Tal vez tener una relación íntima satisfactoria no sea el único elemento en la relación de pareja, sin embargo es tan  importante que puede determinar el futuro del hogar. Por lo que si una de las partes no se siente satisfecho en la vida íntima con su cónyuge,  tiende a buscar fuera del matrimonio,  la satisfacción  que no encuentra en su pareja, a pesar de amarla.
5.- CORTEMOS EL CORDON UMBILICAL.
Cuando se casó mi hijo mayor, mi esposa y yo le dijimos: “No tenemos para ti un regalo espectacular de bodas, pero te ofrecemos no interferir en tu matrimonio” Y lo hemos cumplido hasta hoy. Tratamos de ser muy escrupulosos en respetar la manera como ellos enfrentan sus diferencias y logran. Otro factor que influye para que se    la infidelidad conyugal,  es la intervención de los padres en la vida matrimonial de sus hijos, lo cual viene de la mano con la dependencia emocional de la pareja. Todo nuevo matrimonio debe  establecer límites claros a la injerencia de los padres, hermanos y  demás familiares. Excepto si alguno de los cónyuges está en peligro de ser golpeada o de quedarse literalmente sin comer por el egoísmo o la incapacidad financiera del cónyuge. Si los nuevos esposos están tratando de enfrentar con gallardía la vida, pero sus padres quieren influir en cada decisión, éstos provocarán  que haya sentimientos de abandono y poco valor hacia el otro, llevándolo a buscar una relación extramarital. Recordemos el consejo bíblico de Efesios 5.31: “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”
6.- ADOREMOS JUNTOS Y CONVIVAMOS.
En la etapa del noviazgo, los muchachos se sienten tan emocionados de estar mucho tiempo  juntos, platicar, caminar tomados de las manos, compartir un helado. Pero luego se casan, y los compromisos de trabajo, las presiones económicas, las agendas  sociales van haciendo que ese entusiasmo disminuya, hasta el grado tal de que hay parejas que sólo viven bajo el mismo techo, pero han hecho cada uno su mundo aparte. Apenas si hay un saludo de por medio. ESO ES PELIGROSO. Que la pareja unida determine adorar a Dios con regularidad, y que junto con los hijos hagan planes juntos y tengan actividades en común. Es vital para la buena salud de la pareja.
7.- EVITEMOS EL OCIO.
¿Cuándo cayó en uno de los pecados más horrendos el Rey David? Cuando su ejército estaba en guerra y él en lugar de ponerse al frente de su ejército se quedó en el palacio y se dio al ocio. Dice II Samuel 11.2-4: “Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa.  Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo. Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa” De allí que los matrimonios cristianos que están integrados a la Obra de Dios y juntos laboran para el Señor no tienen tiempo para el ocio.
8.- EVITEMOS LA MONOTONIA
 Es muy sano de vez en cuando que el esposo tenga sorpresas con su esposa, tales como: Traerle un ramo de flores o un pequeño regalo sin que sea su cumpleaños o su aniversario de bodas. Que la lleve a cenar a un lugar lindo y cálido, que le lleve a un viaje. Mejor varios viajes cortos en el año que uno largo cada diez años. Porque caer en  la monotonía  es uno de los más grandes enemigos en la relación de pareja. Un matrimonio sumido en la rutina y en el aburrimiento es más vulnerable, porque  cuando llega alguien que ofrece un panorama distinto, lleno de encantos, novedades, riesgos y demás cosas de que carece la relación conyugal, es muy probable que suceda la infidelidad conyugal.    
 9.- CUIDA DE NO ABAMDONAR A TU PARERJA.
Una vez que ha pasado la etapa de enamoramiento en la pareja, ésta se enfrenta a la realidad, olvidando a aquella persona que tanto se idealizaba, ahora sus conductas ya no son placenteras en la convivencia, por lo que se defraudan las expectativas. Por otro lado hay un abandono mutuo en la pareja, centrándose cada uno en sus objetivos personales y no en los de ambos, así que si aparece otra persona que los haga sentir más valorados, se elige inconscientemente como nueva compañera. Nada fortalece tanto a un matrimonio como que juntos tengan proyectos comunes. Si no hay hijos que los esposos sean amigos inseparables; aunque deben darse mutuamente su propio espacio. Y es hermoso que cuando vienen los hijos, padres e hijos vayan juntos al supermercado, corran en el parque, pinten juntos la casa. Se mantengan en una franca comunicación. Es bueno que de vez en cuando no haya televisión encendida para tener tiempo de contarse a detalle lo que nos pasa, lo que sentimos, lo que queremos.
10.- CUIDADO CON LA PROSPERIDAD.
Conocí a un abogado, que cuando estudiante, una humilde muchacha que era su novia, trabajó sacrificialmente para que impulsarlo a terminar su carrera. Se casaron en medio de mil privaciones.
Pero éste principio a abrirse paso con su profesión, pues que es muy inteligente. Entonces llegó el momento en que al consultarme me dijo: “Mira pastor, siento que he ganado el derecho de conseguir a una damita más refinada y joven para mi actual nivel social”
Casi se me va el aire al escucharlo. Nunca lo creí capaz de tanta canallada. Y a pesar de mi consejo se fue de la casa, amuebló un departamento de lujo y buscó a otra mujer. Al principio todo parecía viento en popa; pero aquella mujer le exigió más de lo que ´le pudo darle. Un día lo abandonó para irse con un millonario. Ahora este abogado camina con los hombros caídos, está prematuramente avejentado y solo.  Busquemos la prosperidad, pero que sea para toda nuestra casa.
LA INFIDELIDAD CONYUGAL.
Dice gálatas 6.1:  “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que también tú seas tentado”  
 La Biblia llama adulterio al hecho de que uno de los cónyuges traicione al otro, teniendo una relación afectiva, amorosa o carnal con otra persona que no sea su pareja.
En estos tiempos finales, cada día es más frecuente encontrar con personas que no temen a Dios y que viven de manera desordenada y sin ningún freno moral. Dice II Pedro 2.14: “Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición.”
De allí, la importancia capital de que pastores y padres de familia vigilemos de manera estrecha que nuestros hijos primero tengan una experiencia personal de conversión a Jesucristo y luego, que establezcan un noviazgo con una persona cristiana probada.
Y alguien se preguntará: Entonces ¿por qué llega a darse casos de cónyuges cristianos que fracasan y caen en adulterio?
Dice Proverbios 6.32-33: “Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; Corrompe su alma el que tal hace.  Heridas y vergüenza hallará, Y su afrenta nunca será borrada”.

Sin embargo, muchas veces un esposo llega a caer en adulterio por su naturaleza de pecado, pero en algo contribuye su esposa, y ella llega a ser coparticipe de esta caída.
También a la inversa. Cuando un esposo ha venido a verme a mi oficina y me comparte su tragedia, porque finalmente la esposa se fue huyendo de la casa y se refugió en otro hombre; casi siempre le pregunto a dicho esposo: ¿qué tipo de trato tuvo para ella? ¿Atendió a sus necesidades anímicas primarias? ¿La honró siempre? ¿La trató como a una reina? ¿Vio siempre en ella a una hija de Dios, a una heredera del reino?
Y generalmente, el   esposo termina aceptando que ha cometido muchos errores con ella.
Lo doloroso es que a veces quienes cometen muchos errores en el trato injusto con la esposa son pastores o líderes en la obra de Dios. De aquí que, los apóstoles y profetas que dan cobertura espiritual a los ministerios e iglesias debieran tener mayor cuidado en este aspecto troncal del trabajo pastoral.
Cuando sé de alguna esposa de Pastor que lo ha abandonado y se ha ido con otro varón, me duele de manera muy profunda, porque la Obra de Dios es dañada. Pero a menos que mi corazón deje de ser justo, antes de levantar una palabra de condenación contra dicha mujer, prefiero trabajar con su esposo, para descubrir las causas que originaron tal tragedia, y casi siempre logro que el esposo descubra por sí mismo, con mi consejo pastoral,  las causas que produjeron que ella finalmente rompió con su matrimonio.
RESTAURACION DEL CAIDO
La capacidad de amar y perdonar deben ser tarjetas de presentación en los cristianos, más tratándose de un matrimonio. Dice Santiago 2.13: “Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.”
Y dice Gálatas 6.1: “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que también tú seas tentado 
Así que, si llegara a darse el caso de una infidelidad conyugal, debiera buscarse a toda costa la restauración del cónyuge que cayó, con sabiduría, con misericordia y con paciencia. Es importante buscar el consejo de un pastor cuyo hogar sea estable y haya dado fruto de sabiduría en la formación de sus hijos y en el sustento de su hogar; para que asesore, aconseje y guie a la pareja en crisis y transición.

CONCLUSIÓN:
Mantener la unidad y estabilidad de tu hogar es un privilegio que Dios te da en esta vida. Recuerda: “Puedes cambiar de trabajo, de amigos, de ciudad, de casa, de coche y seguirás siendo el mismo. Pero si cambias de cónyuge, nunca volverás a ser el mismo” Pero si hubiera algún hogar que ha sido flagelado por el adulterio, el perdón, la restauración de una parte y el arrepentimiento genuino de la otra parte es la fórmula de Dios para salvar la unidad  del hogar.