jueves, 12 de julio de 2012

¿CÓMO VIVE UN PASTOR CRISTIANO?


Apóstol Dr. Gabriel Sánchez Velázquez y sus discípulos ministeriales en la
Facultad Evangélica de Teología.

Cada siervo de Dios que pertenezca a la COMUNIDAD CRISTIANA FILADELFIA, se obliga delante de Dios y de su pueblo a observar rigurosamente las siguientes normas de conducta:
1.     Es tu responsabilidad constante, tener cuidado de ti mismo y de la doctrina. Vigílate estrechamente de no ser arrastrado por los deseos de la carne, los deseos de los ojos o la vanagloria de la vida. Ten un tiempo diario a solas con Dios.
2.     Debes vivir íntegro, irreprochable, incuestionable. Debes ser ejemplo de los que están bajo tu cuidado. Procura con diligencia vivir sin mancha de escándalos o acusaciones.
3.     Honra tu ministerio, guardando buen testimonio entre los discípulos de tu comunidad, también ente tus vecinos inconversos.
4.     Lleva una vida ordenada. Debes ser modesto, respetuoso y honorable. Que tu disciplina personal sea de que tu pueblo te imite.
5.     En cuanto a tus hábitos alimenticios, sé sobrio, templado, grave. Se cuidadoso de tomar las viandas que sean de mayor provecho para tu organismo. En cada comida toma lo necesario. Se circunspecto y evita la gula. En cuanto a las bebidas alcohólicas se un abstinente perfecto. Se pulcro en tu vestir.
6.     Con la gracia del Espíritu Santo, se dueño de ti mismo. Un anciano tiene la capacidad de controlarse en todas las circunstancias. Evita el gozo inútil de tus sentidos o tu imaginación.
7.     Ante tu prójimo manifiesta siempre un juicio sano, sé realista, ecuánime. Evita los pensamientos fantasiosos. Pronuncia siempre proclamaciones de fe que tengan respaldo escriturario.
8.     Camina todos los días de tu vida honrada y rectamente delante de Dios y delante de los hombres. Espera siempre en tu Señor. Jamás te quejes con la gente de tus carencias, ni pidas directa o indirectamente para ti cosas o alimentos.
9.     Como hombre de Dios, debe ser devoto y agradable a tu Señor, y oponerte a toda obra injusta, corrupta o contaminada por el espíritu de este siglo.
10.  Procura rodearte de personas, actividades, pensamientos y cosas buenas. Se afecto de lo bueno.
11.  En todas las oportunidades que tengas de hospedar en tu casa a la gente, hazlo con toda solicitud; minístrales mientras están contigo y llénales de cuidados y atenciones.
12.  Aún con quienes tengan para ti un trato áspero o impropio, muéstrate siempre agradable, equitativo, moderado, bondadoso y tierno.
13.  Que todos te conozcan como un hombre pacífico. No presumas llamarte siervo de Dios si hay en ti actitudes contenciosas y agresivas.
14.  Como siervo de Dios debes tener cuidado de no ser irascible, irritable o inclinado al enojo cuando te contradigan, cometan contigo una injusticia o las cosas no salgan como tú esperabas.
15.  Evita dar una imagen de ser un pendenciero. Sé ajeno a todo alboroto. Jamás abuses de la bondad de quienes miran en ti a un ungido de Jehová.
16.  Como siervo de Jesucristo, jamás debes obtener dinero deshonestamente. Evita en lo posible obtener dinero prestado, o adquirir cosas a crédito sin tener la certeza de pagarlas oportunamente.
17.  Jamás codicies las posesiones de nadie. El alto privilegio que has recibido de Dios demanda un alto precio: Jamás tengas amor por el dinero o la acumulación de los bienes terrenales.
18.  Como anciano, debes mostrar tu espiritualidad siendo flexible con tus consiervos; sumiso a los ministerios que te presiden en el Señor buscando agradar a Dios con una actitud siempre moldeable y receptiva. Jamás te muevas dominado por un interés propio o pasa satisfacción propia. En todo busca honrar a Dios evitando el egoísmo y la arrogancia.
19.  Que tu trato con las mujeres sea con toda pureza. Particularmente con las mujeres jóvenes, sé prudente y parco. Jamás visites a una mujer en su hogar si se encuentra sola; si hubiera urgencia de hacerlo, hazte acompañar de tu esposa o de alguna anciana venerable.
20.  El obispo únicamente puede tener una sola esposa. Si te sientes inclinado a formar tu hogar, hazlo en el temor del señor, y al hacerlo usa de sabiduría y santidad.
21.  Si has formado un hogar, debes presidir a tu esposa y a tus hijos en su vida espiritual, en su formación, en sus finanzas. Debes hacerlo con cuidado y diligencia de manera excelente. Enséñales a caminar en el orden de lo sobrenatural.
22.  Como siervo de Dios, debes pugnar en todo tiempo porque tus hijos están bajo tu control, en toda obediencia y sumisión, cultívate con ellos en los mejores libros.
23.  Procura por todos los medios dignos a tu alcance que tus hijos, de tenerlos, sean fieles, dignos de confianza, llenos de fe; que vivan bajo el Señorío de Jesucristo.
24.  Es requisito para que continúes ejerciendo tu ministerio, que tus hijos no estén bajo acusación criminal, o de vivir desenfrenadamente. Que tus hijos se distingan por ser respetuosos del gobierno civil, de las leyes del país y de la autoridad espiritual de la Iglesia.
25.  Sé retenedor de la Palabra. Obtén cada día un conocimiento más profundo de las Palabra del Señor. Por encima de todos los buenos libros que estudies, satúrale de la Palabra.
26.  Debes mostrar a cada paso tu habilidad para enseñar. Como siervo, eres un maestro.
27.  Muéstrate siempre poderoso en el Señor y en las Escrituras de modo que puedas animar y convencer a quienes sufren tropiezos. Que fluya en ti la habilidad de exhortar.
28.  Redime el tiempo. Evita el ocio. No te ocupes en futilidades. En todas tus diligencias invierte únicamente el tiempo estrictamente necesario. Sé cumplido con tus compromisos.
29.  Busca el rostro de Dios de manera que Él te equipe y perfeccione al grado de ser un cristiano maduro. Nunca actúes como recién convertido, sino como un varón de Dios.
30.  A pesar de tus lágrimas y tentaciones, sirve con temor y temblor de continuo al soberano y Augusto Dios.
31.  Jamás te espantes o acobardes por los peligros, aun cuando fueras degollado sé un vencedor. Desecha toda actitud de venganza. Intercede intensamente por tus enemigos.
32.  Condúcete con seriedad. Desecha las bromas y las conversaciones necias. Di únicamente la palabra que sirve para edificar la fe de los santos. Contesta siempre tus cartas.
33.  De día y de noche debes estar alerta para que el lobo rapaz no arrebate de ti una sola oveja. Recuerda que el rebaño ha sido comprado con la Sangre de Jesucristo.
34.  Jamás creas y mucho menos propagues algo mal de nadie. Mantente misericordioso y con una actitud positiva y caritativa hacia tus semejantes. Recuerda que la misericordia triunfa sobre el juicio y corrige el pecado con misericordia también si eres juez, colócate en principio del lado del acusado.
35.  Cuando tengas algo que decir de alguien, habla con él franca y abiertamente; pero no hables a sus espaldas, porque dada tu investidura espiritual si tal haces, tu palabra será una carcoma.
36.  Ejercítate en confrontar a todos los discípulos bajo tu cuidado con sus actitudes o su conducta que a tu juicio sean indignas. Hazlo en la primera oportunidad que tengas.
37.  Tu ministerio es hacer discípulos para Jesucristo. Hazlo de corazón e invierte todas tus fuerzas en esta labor. No te conformes con cumplir tu agenda de predicación y administración, sino procura que por tu ministerio se conviertan y se arrepientan el mayor número de pecadores; y una vez convertidos discípulos para que maduren.
38.  Si ministras con nosotros en la Mies del Señor, debes estar dispuesto a hacerlo bajo la dirección de los ministerios ungidos que nos presiden en el Señor. Deben aceptar con agrado la asignación que se te confiera donde y cuando a juicio de los ministerios fundamentales mejor conduce la iglesia de Dios y al adelante del reino de Jesucristo.
39.  Como siervo de Dios en la Iglesia Cristiana de México, debes observar escrupulosamente todas las normas, prescripciones y órdenes que recibas de los apóstoles y profetas, o bien que estén contempladas en el Perfil Doctrinal. Hazlo poniendo toda tu diligencia, tus habilidades y tu juicio sano.
Amado hermano: No importa a cual grupo cristiano evangélico pertenezcas, estas normas serán de bendición para tu vida si las observas. Dichas normas me las dio el Señor en un ayuno parcial de 40 días que realicé en la Cd. De Querétaro Qro. Y hasta el día de hoy siguen siendo para mí mismo, un reto, una norma y un motivo de aliento para servir al Señor.