Génesis 10.8 registra oportunamente a Nimrod, hijo de Cus, con dos características: 1) Llegó a ser el primer hombre poderoso de la tierra con su imperio Babel, y 2) Fue valeroso cazador delante de Jehová. Aquí la expresión hebrea de “delante de Jehová”, literalmente significa: “contra Jehová”.
En la Biblia y en la leyenda, Nimrod ( נִמְרוֹד ) Tiberian, el hijo de Cush, nieto de Ham, bisnieto de Noé, era un monarca en la Mesopotamia " Es mencionado en la Mesa de Acciones (Génesis 10), en el Primer Libro de Crónicas, y en el Libro de Micah.
En la Biblia él es una figura oscura; en interpretaciones posteriores, como registrado por Josephus y los rabinos que compilaron el midrash, él es el sujeto de leyendas innumerables. El más prominente de estos era la historia que él construyó la Torre de Babel.
Además, el nombre mismo de Nimrod significa rebelión. Nimrod establece su imperio con poder político y religioso. Nimrod construye el primer sistema religioso con ídolos, y en dicho sistema religioso viene a ser el pontifix maximus.
La idea de sucesión no aparece en la Biblia, pero sí es idea central en el sistema religioso babilónico. Cada rey babilónico era sucesor del pontifix maximus, Nimrod.
Por eso, Daniel no quiso contaminarse con la “comida del rey” (Daniel 1.8).
Porque Nabucodonosor como pontifix maximus hacia los ritos de la misa babilónica con que adoraba a sus dioses y después repartía “la comida ofrecida a los ídolos”
Lo anterior se confirma con mayor claridad en Daniel 5.4 en donde Belsasar funge como pontifix maximus de Babilonia. He aquí la cita exacta:
“Bebieron vino, y alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra”.
Y para completar su blasfemia, usaron los vasos sagrados de oro y plata que Nabucodonosor había traído del templo de Jerusalén. Y fue en este contexto que aparece la mano escribiendo en la pared, para declarar que Dios había pesado el corazón de este emperador y había sido desechado.
De acuerdo con la profecía de Jeremías 50.39, Babilonia sería destruida y nunca más sería reconstruida. He aquí la profecía:
“Por tanto, allí moraran fieras del desierto y chacales, morarán en ella también polluelos de avestruz; nunca más será poblada ni se habitará por generaciones y generaciones”
Se rumoró que Sadam Hussein intentó reconstruir Babilonia, pero no lo logró. Sin embargo, el sistema religioso de Babilonia, fue esparcido por toda la tierra. Y fue precisamente en Roma, donde dicho sistema religioso halló cabida plena.
En el año 63 a. C. se consolidó la mezcla del concepto babilónico del Pontifix Maximus, en la persona del emperador Julio César en la ciudad de Roma, cuando tenía apenas 37 años.
Cayo Julio César, en latín Gaius Iulius Caesar (IMP·GAIVS·IVLIVS·CAESAR·DIVVS), nacido en Roma el 12 o 13 de julio de 100 a.d.C. y fallecido el 15 de marzo de 44 adC., fue un líder religioso, militar y político de la etapa final de la República de Roma. Sus conquistas en la Galia extendieron el dominio romano hasta el Océano Atlántico: un hecho cuyas consecuencias directas son visibles todavía hoy día. En el 55 adC César se lanzó a la primera invasión de Britania por parte de los romanos.
César luchó y ganó una guerra civil contra la facción conservadora del senado romano, cuyo líder era Pompeyo. Después de la derrota de los optimates, se convirtió en dictador vitalicio (en el concepto romano del término) e inició una serie de reformas administrativas, religiosas y económicas en Roma.
Además de sus logros políticos y militares, también destacó en oratoria y escritura. Realizó un tratado sobre astronomía, otro sobre augures y auspicios y un estudio sobre la lengua latina, que no han llegado a nuestros días. Las únicas que se conservan son sus comentarios sobre la guerra de las Galias y sobre la guerra civil.
Su dramático asesinato en los idus de marzo por un grupo de senadores, entre los cuales estaba su amigo Bruto (su hijo adoptivo), tenía la intención de salvar la República ante el temor que los conspiradores tenían de que César se convirtiera en rey. Pero su asesinato desató una nueva guerra civil entre los partidarios de César (Octavio, Marco Antonio y Lépido), y los defensores de la República (Bruto y Casio principalmente).
Este emperador llegó a ser la cabeza visible de la religión de los misterios, y fue el Pontifix Maximus del Mitraísmo por 19 años; y de él, dicho título pasó a cada uno de los emperadores subsecuentes.
Hay una moneda de César Augusto que gobernó entre los años 27 a.C. al 14 d.C., que tiene la inscripción PONT-MAX, esto es, Pontifix Maximus. Su nombre completo fue: Cayo Julio César Octavio Augusto. En latín Caius Iulius Caesar Octavianus. (23 de septiembre 63 A.C.–19 de agosto 14 D.C.), de nombre Octavio durante el período de su vida anterior al año 27 adC, es considerado como el primer, y más importante de los emperadores romanos, aunque él mismo no se consideró como tal durante su reinado, prefiriendo usar el título republicano tradicional de princeps civium (esto es, el primero de los ciudadanos). Augusto mantuvo externamente las instituciones republicanas, pero en realidad reinó como un autócrata durante más de 40 años. Acabó con un siglo de guerras civiles y dio a Roma una era de paz (Pax Romana), prosperidad y grandeza imperial.
Es notorio que cuando a Jesús se le interrogó respecto del impuesto al César, en Mateo 22.17-22, el pidió una moneda y en ella estaba esculpido el rostro del emperador.
Constantino mismo sustento este título. Lo cual merece un capítulo aparte, más adelante en esta misma obra. Y no fue sino hasta el año 376 de la era cristiana en que el emperador Graciano renunció a llevar dicho título porque se dio cuenta que se trataba de un oficio pagano y blasfemo.
El reinado de Graciano es una época importante para el desarrollo de la religión católico romana, pues durante este periodo se afianza la hegemonía de los líderes apóstatas del Cristianismo, y por primera vez, la religión católico romana logra ser dominante en todo el imperio.
Bajo la influencia de Ambrosio, Graciano prohibió las ceremonias paganas en Roma; se negó a llevar el título de Pontifex Maximus por considerarlo incompatible con su Cristianismo; retiró el Altar de la Victoria de la Casa Senatorial en Roma, a pesar de las protestas de los miembros paganos del Senado, y confiscó sus rentas; prohibió las donaciones de propiedades materiales a las Vestales; y abolió otros privilegios que poseían los sacerdotes y sacerdotisas paganos.
Graciano también publicó un decreto por el que todos sus súbditos debían profesar la fe de los obispos de Roma y de Alejandría (es decir, la fe de Nicea). El movimiento fue empujado principalmente en la creencia de poder acabar así con el Arrianismo, pero sectas disidentes más pequeñas, tales como los macedonios, también fueron prohibidas.
Para ese instante, el obispo de Roma había escalado gran prestigio político y económico. Muchos consideraban a Roma como la ciudad más importante del mundo, ¿por qué no podía ser el obispo de Roma el más importante del mundo?
¿No podía el obispo de Roma, ser el obispo de los obispos? En la medida en que los líderes apóstatas del Cristianismo mezclaron más y más el Evangelio con las religiones babilónicas, fueron aclamados no solamente por los “cristianos nominales” sino también por los paganos.
De este modo, llega el año 378, que es en muchos sentidos, la fecha real en que se introduce el concepto del PAPADO, tal como lo pretende sustentar la religión católica romana hoy en día. En el año 378, el Obispo de Roma, llamado Dámaso, es elegido como EL PONTIFICE MAXIMO, nueve años antes de su muerte.
Antes de Damaso el Obispo Liberio de Roma, trajo desprestigio a la religión católica. Pero con Damaso se restituye el prestigio de la Iglesia romana
Se le ha llamado: “Ornamento de Roma. Doctor virgen de la Iglesia virgen. El Papa español. Heraldo de la fe…”
El 10 de octubre del año 366, Dámaso fue elegido obispo por mayoría de fieles y de eclesiásticos, pero su oponente, Ursino, aunque sólo había reunido unos cuantos votos se alzó contra él. Dos años necesitaría Dámaso para imponerse en la contienda; los enfrentamientos entre ambos bandos cobraron tal violencia y fueron tan sangrientos que en una de aquellas batallas campales se recogieron 137 muertos en un solo día. Sus adversarios llegaron a acusarle de asesinato y Dámaso tuvo que defenderse ante un tribunal imperial.
El 10 de octubre del año 366, Dámaso fue elegido obispo por mayoría de fieles y de eclesiásticos, pero su oponente, Ursino, aunque sólo había reunido unos cuantos votos se alzó contra él. Dos años necesitaría Dámaso para imponerse en la contienda; los enfrentamientos entre ambos bandos cobraron tal violencia y fueron tan sangrientos que en una de aquellas batallas campales se recogieron 137 muertos en un solo día. Sus adversarios llegaron a acusarle de asesinato y Dámaso tuvo que defenderse ante un tribunal imperial.
En el 378 fue absuelto. Y su proceso le dio ocasión de hacer precisar las relaciones entre la justicia civil y la jurisdicción eclesiástica. El Estado reconocía oficialmente a la Iglesia su competencia en materia de fe y de moral, pero asumiría la ejecución de las sentencias dictadas por el tribunal del obispo.
Tales vicisitudes no impidieron a Dámaso aprovechar todas y cada una de las oportunidades para afianzar la posición privilegiada de la Iglesia de Roma. Con ese objeto, se puso a la cabeza de todos los combates contra los herejes, empezando por los arrianos y siguiendo por macedonianos y apolinaristas; igualmente se mantuvo enérgico frente al priscilianismo surgido en España. Destacó en el estudio de la Sagrada Escritura y confió a Jerónimo la revisión del texto latino de la Biblia. Se negó a ratificar las decisiones del Concilio II de Constantinopla (381) en tanto que éste no declarara explícitamente que el patriarca de la nueva ciudad imperial en el Oriente no tendría nunca primacía sobre el obispo de Roma.
Dámaso era un hombre brillante. Culto, poeta, autor de célebres epitafios, aristócrata, acostumbrado al trato con las gentes, tenía éxito indudable entre lo que se podría llamar hoy la alta sociedad romana. Consciente de ello, se valía audazmente de su simpatía para obtener, de sus admiradores en especial, sustanciosos donativos. Su adversario Ursino, que no podía ocultar sus celos, se basaría en estos hechos para acusarle un día de costumbres poco claras.
La verdad es que, en ese aspecto, la conducta de Dámaso fue intachable. Murió el 11 de diciembre del 384. En menos de veinte años de una intensa actividad consiguió restituir a la Iglesia de Roma su prestigio y su preeminencia.
Así fue como el cargo de Pontifix Maximus que se inció con Nimrod, pasó a la religión católico romana hasta el día de hoy, en que el papa lejos de representar a Cristo es un auténtico anticristo, y Pontifix Maximus de las religiones babilónicas.