Los apóstoles Esther y Gabriel Sánchez en una conferencia en el Hotel San Francisco, México D: F: |
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.” I Corintios 13.4-8
INTRODUCCION
En febrero de 2009, mi esposa convalecía de una infección que había sufrido en el pie izquierdo que la tuvo a punto de ser amputada. Después de muchos días en el hospital, la teníamos en casa tratando de darle la mayor y mejor atención posible.
Un día, me encontraba en la oficina, cuando de pronto sentí la necesidad de correr a la sala de la casa (que está en el mismo edificio) y ver cómo estaba ella de ánimo. La encontré dormitando y con un semblante triste.
Le dije: “Vengo para llevarte a comer a un lugar hermoso” Al principio pretextó no tener ánimo, pero la animé diciéndole que los jóvenes pastores que trabajan conmigo me ayudarían a bajarla cargando en la silla de ruedas.
Pronto nos encontrábamos en un Centro Comercial. Llegamos a la sección de comidas y le pregunté que se le antojaba, me contestó que realmente nada. Pero insistí, demos una vuelta por los expendios a ver que se te antoja.
Cuando nos habíamos instalado en una mesa vi que había mucha gente, Observé a muchas parejas jóvenes. Unos portaban globos con emblemas de amor. De pronto caí en la cuenta era el día de la amistad. No me sentí mal, porque mi esposa opina que yo sierpe la trato igual sea o no día del amor y la amistad.
El punto es que al observar a esas parejas jóvenes tan sonrientes, tan sanas, tan optimistas, vino a mi memoria, cuando mi amada esposa era una bella joven mujer, incomparable de 22 años de edad. Desde el momento en que la vi, supe que ella era la esposa que tanto le había pedido a Dios. Y me sentí muy bien de cuidarla y prodigarle atenciones ahora que estaba enfermita.
¿HACIA DÓNDE QUIERO IR?
Date cuenta que hoy estás vivo. Que debes aprovechar el día para ser feliz, pero aún más para hacer feliz a tu familia y a cuantos te rodean.
Fue Abraham Lincoln (1808-1865) Político estadounidense, gran presidente que es uno de los formadores de la Patria norteamericana quien dijo de manera oportuna y gráfica:” Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años”
Tú que tienes este libro en tus manos, cómo estás viviendo los días hermosos de tu vida con tu familia. Muchas veces olvidamos darle el valor a las cosas pequeñas de la vida, menospreciamos las bendiciones cotidianas y caemos en la abulia. Pero es bueno saber que la vida es maravillosa, que el Dios del cielo nos regala la oportunidad de gozar intensamente nuestra relación familiar. Me encanta pensar en la frase célebre de Arthur Schnitzler (1862-1931) Dramaturgo austríaco, cuando dijo:” Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida.”
Tiene valor que un adolescente le haga versos a la novia y le lleve una rosa. Pero es de valor incalculable que un esposo octogenario lo haga.
PUEDES TENER UN NUEVO COMIENZO AHORA.
En 2007 fui invitado para ser ponente en el Congreso Mundial Cervetino en Barcelona España. Después de cumplir con mi cometido (por cierto, fui el único teólogo de América Latina participando entre tantos sajones) mi esposa Esther y yo tomamos cuatro días para descansar un poco y disfrutar la ciudad. En uno de esos días, habíamos caminado mucho recorriendo lugares interesantes. Al regresar al hotel, ella prefirió recostarse. Yo salí y camine un poco y me senté en el Mirador de Cobreces. De pronto, un hombre avejentado me sonrió y como si fuéramos viejos amigos, principió a hablar conmigo, se presentó: “Mi nombre de pila es Tomás Toleman”
Con dejo de nostalgia Tomás Toleman, quien era corredor de bienes raíces me dijo: “Llego al final de mi vida, solo y amargado. Perdí a mi esposa, perdí a mis hijos”
Le pregunté: “¿Sabe en dónde están?” Me dijo: “Sí, claro” Le dije: “Yo que usted, iba con ellos ahora mismo”
Tenía sobrada razón el escritor norteamericano Francis Scott Fitzgerald,(1896-1940). Cuando asentó: “La vitalidad se revela no solamente en la capacidad de persistir sino en la de volver a empezar”.
AMA A TU PAREJA TODO EL TIEMPO
Es bueno saber que hoy es el día que nos ha dado el Señor, para que nos gocemos y nos alegremos en él. Recuerda que Lamentaciones 3.21-23 dice: “Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.”
Tú puedes decidir, olvidar todo fracaso en tu comunicación conyugal, e iniciar de nueva cuenta una verdadera relación de amor. No esperes hasta que la enfermedad o la tragedia toquen a tu puerta. Pero debes estar preparado para todo. Trata de recrear aquellos románticos momentos cuando pensabas en tu novia y te palpitaba el corazón. Aquella que un día fue tu novia, y ahora es tu esposa te producirá mayor solaz y alegría si la amas de corazón.
PRERAPADOS PARA LA ADVERSIDAD.
En Panamá, tuve el privilegio de conocer a mi amado hermano Chan. De hecho su familia me prestó por muchos meses una residencia amueblada mientras iniciaba mi ministerio apostólico en aquella preciosa ciudad. Y la nuera de éste, mi amada hermana Martha me hizo el favor de darme desayuno de manera gratuita, lunes, martes, jueves y viernes, por varios meses también. Indiscutiblemente son una familia modelo en todos los sentidos. Y de ellos aprendí mucho más del orden, la decencia, los modales refinados y por supuesto una vida dedicada al Señor.
Pero lo que más me impresionó fue el corazón del abuelo. Su esposa tenía ya varios años postrada en cama cuando yo los conocí. Ella padeció de Alzheimer. Pero él la cuidó de manera admirable, apoyado por su familia y de manera especial por su nuera Martha.
Un día. El abuelo fue invitado a una reunión de ex compañeros de trabajo con motivo de un fin de año. Éste acudió muy bien arreglado. De hecho, me daba mucho gusto verlo así. Transcurrió la mañana, y en Panamá el almuerzo (la comida en México), se sirve en punto de las 12 del mediodía.
Aquel día de la reunión a la que he hecho referencia, cuando eran las 11 de la mañana el abuelo de pronto se puso en pie y principió a despedirse de todos. Un viejo amigo le preguntó: ¿Ya te vas? A lo que él contestó afirmativamente. El amigo le dijo: ¿Pero qué compromiso tienes que nos dejas tan pronto? Éste contestó: “Tengo que darle el almuerzo a mi esposa” El amigo replicó, “habla a tu casa que cualquiera se lo dé. Ella ni sabe quién se lo da”. El abuelo se le paró enfrente y mirándolo a los ojos le contestó: “Ella no, pero yo sí. Así que me voy” Y salió para cumplir con el privilegio de darle el almuerzo a su amada esposa. Nunca olvidaré al abuelo ni dejaré de admirarlo.
A los esposos debe caerles bien Proverbios 17.17: “En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia” Cada día conozco a más gente extraordinaria que paga el precio apoyando a su cónyuge en tiempo de necesidad, de enfermedad y de angustia. Eso es bueno, muy bueno. Y produce un gran optimismo para enfrentar los retos cotidianos de la vida.
CONCLUSIÓN.
¿Te imaginas el bien que les haces a tus hijos, si tu esposa está enferma y tú la cuidas? Ellos no sólo te lo agradecerán, sino quedarán convencidos de que realmente la amas, y esa semilla producirá un exquisito fruto para ti. Ellos te amarán también.
Cada uno de nosotros, debe decidir ser libre, ser auténtico y ser feliz. Es parte de las bendiciones de ser uno hijo de Dios. Jesucristo dice: “Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia”. (Juan 10.10) Pero más. Cada uno de nosotros debe decidirse a ser agente de bendición para todos, pero particularmente para quienes integran nuestra familia,
Padres armoniosos, Hijos Felices, es una contribución a las familias, como expresión de gratitud por la esposa tan maravillosa que tengo y los hijos tan armoniosos que el Señor nos ha regalado.
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